sábado, 19 de enero de 2013

La nota estaba sobre la mesa

La nota estaba sobre la mesa cuando llegué al despacho. Mari me dijo que la habían traído a primera hora de la mañana (imagino que al mismo tiempo que yo dejaba a Quique en el colegio). Dejé el abrigo y la americana en el colgador, sin prisa, y preparé el segundo café de la mañana, siguiendo mis costumbres habituales. A continuación me senté y me pusé a hojear los periódicos del día, no asustándome demasiado de mis declaraciones de la jornada anterior, quizás un poco elevadas de tono, poniendo el dedo en la llaga en las turbias operaciones urbanísticas de un compañero de la oposición. La polémica de la semana anterior se mantenía esta, así que no me quedaba otra que seguir echando leña al fuego.

Al final leí la nota: Pasa por mi despacho, tengo algo para tí.

La nota estaba sin firmar, tampoco es que hiciera falta. Sabía perfectamente quien la había escrito y suponía, de una forma bastante clara, que era ese algo que tenían para mí, pasaba todos los meses. Así que en cuanto me acabé el café salí del despacho y me acerqué a la quinta planta, al luminoso despacho de quien había escrito la nota. Me esperaba observando la ciudad, el día soleado y la capa de smoog que cubría los edificios más altos (creo que alguien debería cambiar los medidores de contaminación de sitio, quizás a algún parque). Se dió la vuelta y me sonrió. Yo también sonreí, pocas cosas te ponen más contento que el sobre que estaba sobre la mesa. Me lo tendió y dijo algo sobre una carretera. No habrá problemas, se discute esta semana, fue mi respuesta.

Pasaron los meses, a lo mejor fueron años, Quique está ya en primero de derecho, en Navarra y mi despacho ocupa ahora la misma posición, pero un par de pisos más arriba en el mismo edificio. Hoy vuelve a haber una nota encima de la mesa de mi despacho. Estoy convocado a una reunión a las doce, en la sala de juntas.

Cuando salgo de la reunión un enjambre de periodistas me espera con sus micrófonos, grabadoras y teléfonos móviles en sus manos, preparados para oir lo que tengo que decir.


"Nunca he recibido sobres de dinero negro, ni sé de nadie que los haya recibido en este partido"

No me tiembla la voz... ni un ápice.

2 comentarios:

jaramos.g dijo...

Castigo sutilísimo para todo aquel/la que se sienta aludido/a. Yo, no; jamás he recibido un sobre ni conozco a ningún compañero/a que lo haya recibido. Jeje. Salud(os), amigo Soyun.

Soyunmendrugo dijo...

¿Sútil? A veces me paso no dejando las cosas claras. Gracias por pasarte.