Estos días me ha asaltado el interés sobre Alberti. Era un poeta cojonudo. Todo el mundo tiene un verso en su cabeza que salio de la de Alberti. "A galopar", "Se equivocó la paloma" u otros forman parte de la cultura popular. Leyendo por ahí, cosas en la red, surge la figura de su viuda, María Asunción Mateo (M.M.M.). Guarda un enorme parecido con otras dos mujeres Marina Castaño, viuda de Cela y María Kodama, viuda de Borges. Las tres son presidentas de las fundaciones de sus viudos. También mantienen o han mantenido litigios con las respectivas familias de los escritores con respecto a su herencia.
¿Es necesario cuidar a nuestros mayores? ¿Tenemos derecho a apartarlos de un amor otoñal y senil? Yo creo que no. Lo que sí se debería hacer es no premiar a esas señoras con presidencias de fundaciones con un gran capital público (al menos en el caso de Alberti y Cela, sólo hay que ver los nombres de los patrocinadores). También me extraña que no haya ninguna forma de arrebatar las herencias a esas señoras.
Está claro que hay una parte de la sociedad que no las traga y las desprecia. Algo es algo. Lo único que espero es que al menos estos escritores hayan provocado algo parecido a las nauseas cuando las tocaban. Que se hayan ganado el sueldo.
A MI MEJOR AMIGA
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Estaré contigo hasta el final te buscaré en todas partes bajo la luz y las
sombras en los dibujos del aire Estaré contigo hasta el final te pediré de
rodil...
Hace 4 años