miércoles, 13 de junio de 2012

El pelo negro de la barba blanca

¿Nadie se ha fijado en el pelo negro de Mariano Rajoy? Seguro que sí, ese pelo del color del carbón de las cuencas mineras (que parece que están estallando en llamas) no pasa desapercibido. Tampoco pasa desapercibida su barba, con tonos grises y blancos, que lleva acompañándole casi toda la vida. Yo, que a veces llevo barba, que tengo canas en el pelo que me escasea, me extraño. ¿Es natural ese fenómeno de diferencia de color? No.

A Mariano lo ves con el pelo negro y sabes que te está engañando, que disfraza su vejez en lady grecian mientras la barba la mantiene aparte, como un síntoma de su enfermedad, blanca, sincera. "Si voy al partido me van a criticar, si no voy al partido, también, entonces voy." dijo cuando hablaba del rescate (o préstamo, o inyección de liquidez o el eufemismo que quieran colarnos ahora, aunque parece que a la gente cada vez le queda menos espacio en la sesera para tragarse esas mierdas).

Mira Mariano, desde el escaso aprecio que puedo tenerte, aunque seamos paisanos. A nadie le habría parecido mal que no fueras la partido, nadie se habría mosqueado no viéndote en el palco de honor, con los borbones. Se entendería que estuvieses haciendo cosas de presidente, no sé, arreglando este país de alguna forma o, lo más probable, viendo el partido en la moncloa, con tus hijos. Así al menos no nos recordarías el precio que vamos a pagar por que otros nos rescaten de las burbujas de nuestras cajas y bancos.

Por eso me gusta que no te tiñas la barba. Por que sé que me estás mintiendo a la cara.

lunes, 4 de junio de 2012

Mi opio como pueblo

Siempre se ha acusado al fútbol de ser el opio del pueblo, el divertimento que distrae al vulgo de las preocupaciones, de los abusos de poder, de los ataques contra su integridad. Yo, como discreto futbolero, no estoy de acuerdo o, al menos, no del todo.

Ayer, durante la celebración de la vuelta de mi equipo a primera (hala celta!!), iba por la calle y la gente sonreía, estaban felices, contentos, en una ciudad que no es para estarlo, en medio de una crisis cruel que destroza los trabajos tradicionales en este culo de saco. La gesta se ha conseguido con un puñado de chavales de aquí, la base del equipo, con unos laterales enchufados, unos medios con criterio y un delantero centro de la casa, más hincha que jugador (y eso que es un portento).


Desde este blog se ha criticado sin descanso la crisis, las políticas erráticas de los diferentes gobiernos, el gasto que suponen los directivos de las empresas que van destrozando empleo en medio de una vorágine de recorte de gastos (incluyendo en estos el trabajo de sus empleados, la base de una empresa). Muy pocas veces he hablado de fútbol, que me gusta, del que hablo con los colegas. Nunca he creído que no me dejase pensar con claridad sobre otro temas.

Es lo que es, ni más ni menos, un espectáculo que vive de los sentimientos de sus espectadores. Muy parecido a leer, a ver la tele, a las series y el cine. Un hobbie como calcetar, como andar por el monte o pasear al perro. Y el que quiera ver más allá que se fije en los telediarios de intereconomía, eso sí que es droga dura.