lunes, 4 de junio de 2012

Mi opio como pueblo

Siempre se ha acusado al fútbol de ser el opio del pueblo, el divertimento que distrae al vulgo de las preocupaciones, de los abusos de poder, de los ataques contra su integridad. Yo, como discreto futbolero, no estoy de acuerdo o, al menos, no del todo.

Ayer, durante la celebración de la vuelta de mi equipo a primera (hala celta!!), iba por la calle y la gente sonreía, estaban felices, contentos, en una ciudad que no es para estarlo, en medio de una crisis cruel que destroza los trabajos tradicionales en este culo de saco. La gesta se ha conseguido con un puñado de chavales de aquí, la base del equipo, con unos laterales enchufados, unos medios con criterio y un delantero centro de la casa, más hincha que jugador (y eso que es un portento).


Desde este blog se ha criticado sin descanso la crisis, las políticas erráticas de los diferentes gobiernos, el gasto que suponen los directivos de las empresas que van destrozando empleo en medio de una vorágine de recorte de gastos (incluyendo en estos el trabajo de sus empleados, la base de una empresa). Muy pocas veces he hablado de fútbol, que me gusta, del que hablo con los colegas. Nunca he creído que no me dejase pensar con claridad sobre otro temas.

Es lo que es, ni más ni menos, un espectáculo que vive de los sentimientos de sus espectadores. Muy parecido a leer, a ver la tele, a las series y el cine. Un hobbie como calcetar, como andar por el monte o pasear al perro. Y el que quiera ver más allá que se fije en los telediarios de intereconomía, eso sí que es droga dura.

2 comentarios:

jaramos.g dijo...

Yo podría haber escrito tu artículo, amigo Soyun. O buena parte de él. Ya ves, así de acuerdo estoy con él. Lo hubiera escrito peor, más rebuscado y barroco, pues tu prosa es natural y limpia. Enhorabuena por las dos cosas. Salud(os).

Soyunmendrugo dijo...

Como siempre gracias por la visita, poco más puedo añadir.