miércoles, 29 de febrero de 2012

Ambición

Parece el título de una mala novela rosa, sí. "Una mujer, atrapada por su pasado, añora recuperar su vida y, para ello, no se detendrá ante nada" pondría en la contraportada, junto con una cutre y poco personal biografía de la autora (generalmente) "Michelle Stream (Ohio, 1967) está considerada como una de las mejores novelistas románticas de su generación. Estudio en Standford literatura clásica y, tras un período como orientadora en una cárcel para mujeres sacó su primera novela, 'Amor, amor' que fue un gran éxito de ventas".

Bueno, se me va la olla (hecho contrastado). Yo quería hablar de la ambición y no de novela rosa. Y es que la palabra parece no tener un sentido peyorativo, como sí lo tenía hace poco su adjetivo, ambicioso. A nadie le gustaba que se lo llamaran, pero últimamente parece ser una palabra que todo el mundo eligiría en una entrevista de trabajo.

Ambición es "Deseo ardiente de conseguir poder, riquezas, dignidades o fama." según la RAE. Ardientes, como la lava, como el deseo carnal, así son los ambiciosos. ¿Y que tengo contra el deseo de poder, riquezas o fama? Que no lo es de hacer algo por la sociedad, inventos, vacunas, no es un deseo de querer. 


Imagino que todo el mundo guarda en su interior un poco de ese deseo, de ganar pasta, de mandar, yo que sé. En mi caso particular me conformaría con poder vivir con dignidad, como la mayoría de los ciudadanos de este país cada vez más lleno de injusticias y tiburones. Algo así de sencillo. Ahora casi imposible.


Creo que una gran parte del país entiende ambicioso como emprendedor, cuando no es lo mismo. Un emprendedor no es sólo el que crea un negocio, no. También es aquel que desarrolla cualquier iniciativa, que se compromete con un proyecto, cualquiera, e intenta llevarlo a cabo. Puede ser fundar una ONG, escribir un libro o sacar adelante una huerta. No necesariamente crear un negocio. No necesariamente ganar dinero, tener poder, acumular dignidades. Y todos seriamos más felices si la gente fuera sólo emprendedora sin ambición. Pero parece que los ambiciosos piensas de otra manera.




Pd.- Una vez escrito el post he buscado "Ambición" en internet. Esto y esto es lo que ha salido. Digamos que ha sido el gurú de los cárpatos, que adivina... cosas.

viernes, 24 de febrero de 2012

Hoy escribe el gurú de los cárpatos

Pocas veces el mendrugo me deja salir de su embotado cerebro para dar cuenta de mis poderes adivinatorios. Hoy es uno de esos días así que me voy a concentrar (intentando no cagarme, que la expresión de concentración siempre me predispone a un momento en el inodoro).

1.- Paradoja. La edad de jubilación ha aumentado a los 67 por que la esperanza de vida media también lo ha hecho. Pero con los recortes en sanidad es posible que descienda. ¿Bajarán la edad de jubilación en ese caso?
2.- La edición en papel del diario "Público" desaparece por no lograr una inversión de nueve millones de euros. El resto de periódicos en papel también tiene unas pérdidas galopantes. ¿Por qué sólo cierra el que me gusta leer?
3.- Paradoja 2. Si los antiabortistas defienden el "derecho a la vida", ¿por qué muchos son también firmes defensores de la pena de muerte?
4.-Paradoja 3. Si no ponemos zorros a guardar gallineros, ¿por qué De Guindos es ministro de economía?
5.- Matématicas de bachillerato. Si un estudiante valenciano pasa frío en el aula, ¿cuantos porrazos habrá que darle para que entre en calor?
6.- Cuestión de estética, ¿quién es el estilista de Soraya Saénz de Santamaría? La recomendación desde aquí es que se cambie al de Teresa Fernández de la Vega.
7.- No hay para más, la intensa concentración para escribir estas líneas me ha llevado a la desesperada situación de acudir al cuarto de baño.

viernes, 17 de febrero de 2012

La escuela... de negocios.

Hoy he comprado el periódico ("Público" no desaparezcas) y me he leído esta noticia en la que se puede ver que los empresarios pretenden impulsar "el espíritu emprendedor" en las aulas, después de que al ministro de turno le preocupen las críticas que educación para la ciudadanía hacia sobre los abusos del capitalismo.

He recordado después un par de cosas. La primera es este artículo  que, a priori, parece no tener nada que ver. Pero sí. Hay una frase de Charles A. S. Halls (pinchar en el enlace del artículo para saber quien es) que critica la “idea de los economistas de que el crecimiento es bueno y posible de forma indefinida”. La otra es el documental "Inside job" en el que se incide en el fomento del estudio de determinadas ideas neoliberales en las universidades americanas, intentando dar un aire de respectabilidad a la especulación que predican.

Después ha llegado la reflexión, el momento de pensar sobre estas cosas. Me doy cuenta de el nulo conocimiento que me implantaron en mi época de bachillerato sobre economía. También de que he tenido que aprender sobre eso de una forma no reglada, dejando que algunos amigos me dieran algunas lecciones y leyendo periódicos y artículos de gente que se acercaba a mi forma de pensar (esta es la verdad). Parece que esto se ha arreglado en los últimos planes educativos, con una asignatura de economía. Por otra parte siempre he negado la calificación de "ciencia" a esta disciplina, quizás por el alto contenido ideológico de sus teorías y por el nula capacidad de predicción que mantiene. A lo mejor lo que pasa es que se encuentra en pañales, como la biología del siglo XIX, antes de la llegada de Darwin. Quizás lo que necesitan es un pensador de altura que no se vea inmerso en la vorágine de ideas y diga algo coherente y universal, que siente unas bases serias y que se acaben la miles de escuelas, con diferentes visiones del mundo económico. O quizás no, por que se han llevado a un montón de grandes cerebros a su causa, que han dicho un montón de cosas interesantes. Y cuando digo esto estoy pensando en Marx, en Adam Smith, en Keynes, en Hume, yo que sé, hay un montón de tipos talentosos que han dedicado sus esfuerzos en domar una disciplina. Y no lo han conseguido.

El mundo se va al carajo gracias a doctrinas como esa de que es posible el crecimiento ilimitado, por que los recursos son finitos. Incluso el sol. Creo que el consumo ha de ser responsable, que los beneficios de las empresas deben llegar de alguna forma a sus trabajadores para motivarlos, el miedo al despido no basta. Que no todo vale, que la energía del futuro está por llegar y que la investigación en cualquier ámbito es necesaria para que la humanidad deje de ser el conjunto de seres que piensan que lo más importante es su culo. Lo que tengo claro es que este no es el camino.

jueves, 9 de febrero de 2012

Todavía

Esta semana tenía ganas de hablar de corrupción, de una forma general. Pero acabo de leer que han condenado a Garzón a 11 años de inhabilitación por las escuchas entre los abogados y los acusados en la trama gürtel. 11 años al único juez que consiguió llevar a los tribunales a aquel asqueroso dictador fascista llamado Augusto Pinochet. No va a ser esta la última condena que se lleve el antiguo juez estrella, por que tiene pendientes dos condenas más (juicios pero las condenas son casi seguras) en las que la justicia española  va a sufrir uno de los mayores descréditos de la democracia.

Cuando en un país un tipo como Camps está en la calle, cuando en un país los asesinos fascistas de la dictadura (la mayoría muertos con "extraordinaria placidez" en sus camas, rodeados de sus familias, que pueden llevarles flores a una tumba que han elegido) siguen sin haber recibido una condena o, al menos, un rapapolvo, cuando en un país las víctimas de estos asesinos jalonan las cunetas, los fosos de cementerios y el fondo de los lagos, cuando todo esto pasa en un mismo país, que es el mío, se me cae la cara de vergüenza.

Dicen que remover el fango del pasado lo único que hace es ensuciar el agua que bebemos en el presente. No estoy de acuerdo. Las lecciones de la historia han de escribirse en renglones rectos, para que los que aún leen historia puedan formarse una opinión veraz de los sucesos, para que estos no se repitan en el futuro. Desde el  lado de los "vencedores" se sigue proclamando, de una forma no demasiado velada, lo importante que fue el golpe de estado del 36 para no caer en la anarquía, el gobierno comunista o sabe dios que cosas. No nos equivoquemos, lo que hacen es defender los privilegios que les brindaron los asesinatos, las muertes dignas en la guerra entre hermanos y las violaciones de los derechos humanos de aquella época. Por que en el fondo todos hemos oído las historias de falangistas llevándose por la noche a gente de sus casas, apaleándolos, asesinándolos, torturándolos por que tenían unas creencias diferentes a las suyas o para sacar un rédito de sus muertes, para crear un clima de miedo propicio para el desarrollo de una dictadura durante cuarenta años. Todo esto con el apoyo casi unánime de la iglesia, con la complicidad de los fascistas italianos y los nazis alemanes.

¿Y a quién sientan en el banquillo por intentar desenterrar los cadáveres de los campesinos, los maestros, los poetas, las feministas y los obreros? Al juez Garzón.

Este no es el país de la pandereta, no, es el país del tiro en la nuca. Todavía.

jueves, 2 de febrero de 2012

La invención del aire comprimido

" Corría el año 1863, una época dorada, tierra fértil para grandes invenciones, cuando el ilustre ingeniero Thomas H. Gervaise ocupaba su tiempo en recorrer la costa mejicana en busca de un material ligero y sólido que le permitiera acometer la construcción de barcos acorazados, muy en boga en aquel momento, cuando las naciones se volvían a disputar la supremacía en los mares del globo. ¿Por qué México? En aquel instante histórico las tropas francesas estaban empeñadas en cobrar la deuda externa del país, para lo cual habían nombrado a un tal Maximiliano como emperador del territorio y, digamos, los científicos franceses tenían una gran capacidad de maniobra.

Thomas H. Gervaise, inglés de procedencia (más concretamente de Warrington, condado de Cheshire), aunque de padre francés y madre polaca, estaba en Puebla, en la costa atlántica, como ya habíamos dicho. Iba acompañado de un regimiento de dragones y de su amigo belga Alain Peiren, reconocido doctor, que había destacado como cirujano, especialista en amputaciones (la guerra, por tanto, era su nicho laboral), en las distintas batallas que se habían producido en el último año. En un momento dado de la mañana del 13 de agosto del año en cuestión (1863) el caballo del capitán de dragones Nicolas Balladur, sufrió un ataque de apoplegía y cayó derrumbado en el suelo. El doctor Peiren, a falta de veterinario, confirmó los peores supuestos; había que sacrificar al animal, un alazán castrado muy querido por su jinete. Mientras el capitán Balladur lloraba desconsoladamente dentro de una humilde taberna cercana al lugar de la desgracia, el soldado español Francisco de Asís Castro, exilado a Francia por un turbio asunto de contrabando de licores, asestaba varios ruidosos sablazos en el cuello del animal, que comenzó a sangrar profusamente. El dueño de la taberna observaba la escena a unos cien metros, quizás un poco cohibido por la presencia de tantos soldados en las proximidades de su taberna y asustado por el futuro de su mujer, una joven de dieciocho años, de muy buen ver, que había aceptado casarse con él con la promesa de separarla de su padre, un hombre violento y aficionado al mezcal, gran cliente de su taberna.

José Pacheco, nombre del tabernero, se acercó al dragón español, quizás por que lo había escuchado exclamar "coño" tras el tercer sablazo mal asestado. Le preguntó que pensaban hacer con el caballo. Francisco le respondió que, obviamente, comérselo, la carne escaseaba en la dieta del soldado dragón. El señor Pacheco se ofreció a preparlo a cambio de que le dejaran quedarse con lo que sobraba. El español, encantado con la idea de que Ambroise, el cocicero del destacamento, no pudiera cocinarlo, se lo comentó al teniente Balladur, a la sazón, primo segundo del capitán. Este se mostró también encantado de no tener que soportar otro guiso de su cocinero y, al mando dado el lamentable espectáculo que estaba dando su pariente, aceptó de buen grado.

Los soldados dispusieron una mesa larga bajo el emparrado que se encontraba afuera de la taberna y se sentaron, mientras disfrutaban del vino del país, al mismo tiempo que comentaban lo asqueroso que estaba. Dentro, José Pacheco despiezaba el animal mientras su mujer se escondía en la trastienda, asustada (aunque algo azorada) por las miradas del doctor belga, famoso en el regimiento por sus conquistas. El tabernero vió que era su oportunidad de hacerse con bastantes quilos de carne de caballo, que aprovecharía para la confección de cecina de vaca. Así que, en el guiso que preparó, los frijoles abundaban tanto o más que la carne del desafortunado alazán.

Los soldados, alegres por el consumo de gran cantidad de vino, no se dieron cuenta de nada. Cantaban alegremente canciones populares mientras manchaban sus polvorientas pecheras con el vino de las viñas de Puebla. Aquello era una fiesta, salvo por los lloros del capitán Balladur, aún escondido en el interior de la taberna lamentando la muerte del ser al que más había querido (incluída su mujer y sus tres hijos, fruto, seguramente, de la relación que esta mantenía con un contable judío de nombre Gelbard). El guiso satisfizó a los comensales, aunque no tanto como el fermentado fruto de las vides de la región que, según tres de cada cuatro soldados, seguía siendo asqueroso.

La fiesta continuó a lo largo del día gracias al vino, al mezcal y a la súbita aparición de una gran cantidad de prostitutas locales, avisadas por el tabernero, con la mosca detrás de la oreja al ver al doctor Alain merodeando con insistencia por el interior del local. Al caer la noche, el ruido proveniente de las tiendas de campaña de los soldados hicieron que el ingeniero Thomas H. Gervaise no pudiera pegar ojo. No es que el ingeniero no disfrutara de la compañia de las mujeres (como era el caso de los soldados André Constant y el sargento Massé, acurrucados en una misma tienda, a salvo de miradas furtivas) ni que no dispusiera de dinero. No, Thomas H. Gervaise estaba prometido y locamente enamorado de una joven de Southhampton, Mary Dickinson, y se había jurado no serle infiel. En esos mismos instantes la virginal Mary estaba perdiendo su flor con el marinero de primera Douglas S. Tremont en el pajar de la casa paterna, quizás con demasiados vasos de ginebra en su escaso cuerpo de cien libras. 

Thomas sintió, suddenly, un extraño rumor que recorría su vientre. Dió dos o tres vueltas sobre su cuerpo, intentando acallar la naturaleza inestable que surgía de su cada vez más abultada barriga. Oh, my God! se dijó a si mismo en aquella lengua que tan poco utilizaba últimamente. Salió como un rayo a internarse en la espesura del bosque (diez o doce tristes agaves que reportaban el mezcal de la taberna) cuando observó de pasada como dos mujeres trabajaban en el bajo vientre del doctor, que quizás también sufría un ataque de flato, pensó el desventurado Thomas. Con prisa se bajó los pantalones y, antes de conseguir acuclillarse, escuchó una explosión a su espalda, una explosión que hizo salir al sargento Massé y al soldado Constant de su tienda con las armas ya en la mano. Cuando el ingeniero miró a su espalda, la luz que reflejaba la luna en aquella noche mejicana, vió como algo, parecido a una nariz de color marrón, surgía en mitad de una de las enormes hojas del agave que tenía detrás.

Meses después, en Londres, presentaba su última invención, la carabina Pacheco de aire comprimido."

Fragmento transcrito de forma literal del libro "Gases no muy nobles" del profesor de química aplicada Fermín Azpilicueta, publicado en el año 1956, en Pamplona.