viernes, 26 de abril de 2013

¿Yo soy el mendrugo?

Utlizo habitualmente este término despreciativo como forma de autodenominarme. Es más, no soy sólo yo, varios de mis amigos suscriben el insulto y se lo aplican como denominador común a todos. Lo utilizamos desde que un, entonces, amigo nos lo llamara por nuestra particular visión del mundo, con orgullo, no hay nada de lo que avergonzarse.

15 años después lo sigo utilizando, pero no estoy tan seguro de ser merecedor de un título. Un grupo de personas intenta hacerse con el mote y a diario hacen méritos sobrados para llevárselo. Un mendrugo no piensa demasiado en el futuro, no tiene un final definido para una actividad, vamos piensa en el ahora. Como el gobierno de esta nación.

6 millones y pico de parados, recortes a troche y moche, deshaucios, ayudas a bancos llenos de tramposos y delincuentes que no entran en prisión haciendo el daño que hacen, han hecho y harán, privatizando para dárselo a aquellos que les dan migajas de sus beneficios y trabajos para cuando dejan la actividad pública. Y no sólo estos, también los del anterior gobierno, con varios de sus ministros en consejops de administración de grandes empresas. Una puta vergüenza.

Corre estos días una foto en facebook con las idioteces que hacen. Y es tan clara que da penita de nosotros, que cada vez estamos más mosqueados con el mundo lleno de hijos de puta, que viven a cuerpo de rey mientras los parados nos comemos los mocos.

¿Quienes son los mendrugos?

viernes, 19 de abril de 2013

Sensaciones una vez pasada el agua

El día era luminoso y la brisa andaba con ganas de convertirse en ventolera, pero aún así la gente en la calle sonreía. Quizás era el fotoperiodo, o la vitamina d recién formada en el organismo por la presencia, al fin, de luz solar, yo que sé, el caso es que caminar por la calle y notar la calorcito en esa parte, ya despojada de cabello, de mi cabeza, me hacía apurar el paso y mostrar mis dientes en un amago de sonrisa que, tal vez, podría considerarse como tal. Había pisado una mierda de perro y pensé que me iba a dar suerte.

El cambio había sido brusco y repentino, de nada a todo, como si a un obrero de la construcción en paro le hubiera tocado la primitiva. Y que bien sentaba. Tomando una caña en una terraza y descubrir a la hora de pagar que te la habían metido doblada. Intentar hacer la declaración de la renta y descubrir la puñalada estatal en forma de ingreso bancario. El sol me da en la cara y nada me importa, pensaba.

Los días se alargaban bajo un sol de justicia y pronto echariamos de menos la lluvia que ahoga nuestros problemas.

PD.- Si el caso es quejarse...

viernes, 12 de abril de 2013

Mi reino por un poco de caballo o algo de igual valor.

Ya lo decía la canción de Def con dos en tiempos mejores para la monarquía. Una institución que se desmorona cada día un poquito más. Una nueva imputación en los tribunales, un escándalo en su ámbito privado, unos dineros en Suiza, yo que sé... esto en el último mes.

La monarquía es una institución hereditaria, machista, militarista, oscurantista, pomposa y cualquier cosa que pueda sonar a antiguo (en la acepción más peyorativa del término). Aún así aquí se le ha dorado la píldora, se ha jugado a mantener un prestigio de cara a la galería que en privado se pasaban por el forro de sus reales. Se hablaba de la modélica transición, del 23F, de sus privilegiadas relaciones en el extranjero, de su labor como embajador de España, era lo mejor que nos había pasado en la historia.

Es cierto que siempre se ha hablado de que nuestro Borbón tenía el vicio de su familia, que su relación con su consorte era escasa  y que sus amigos no eran los más recomendables, pero se le perdonaban sus pecadillos, era el rey de la transición.

Las cosas han cambiado. Yo pongo como fecha de inicio de este proceso la fecha en la que se emitió un programa de Sardá en el que Manel Fuentes imitaba al monarca. Yo no daba crédito, ¡estaban imitando al rey en televisión! Era increíble, nunca se había hecho. Pero no paso nada y las cosas siguieron su curso (largo, poquito a poco, como la erosión que forma los valles) hasta la foto del elefante muerto a su espalda, las imputaciones de Urdangarín y la relación con su amiga alemana (en la quinta acepción del término según la RAE).

Todos los esfuerzos de los diarios de su cuerda, el uso de poder de su camarilla y la defensa cerrada de los partidos hacia su persona no está sirviendo de nada. Esto se acaba. Él se lo ha buscado, recibiendo comisiones de saudíes, metiendo su real miembro en lugares poco recomendables, apadrinando negocios poco claros, dejando su papel institucional en discursos vacíos y chascarrillos. Luciendo una campechanía que no era la suya.

No entro ya en el poder que pueda ejercer, la influencia que pueda tener en los distintos gobiernos de este país y de otros. Eso ya lo descubriremos en próximas entregas de esta desafección popular que espero que llegue a llamarse tercera república.

viernes, 5 de abril de 2013

Cambio de hora

Título concreto para un problema que me fastidia. Los cambios de hora (dos anuales, uno atrasa y el otro adelanta) que cambian los biorritmos de la gente, molestias generales durante varios días, que se olvidan hasta el siguiente cambio, y vuelves a encontrarte perdido a media tarde, cuando debería de ponerse el sol, sin entender por que ya son las nueve.

No es la primera vez que hablo de esto en el blog, es un tema que me surge cada vez que cambia la hora, mientras me mosqueo. Ahora nadie tiene cifras realistas del supuesto ahorro energético, ya se hace por inercia, se cambia la hora en unas fechas determinadas y que nos den a todos. Imagino que ya sólo bebeficia a las empresas, pero ni de eso estoy seguro, creo que es una mquinaria absurda dentro de un mundo sin lógica, en el que ya no importan ni los intereses.

Tras mi quenja habitual por el cambio de hora, no acabo de querer terminar de escribir. Me viene a la cabeza la mancha blanquecina de la espalda del presidente de la xunta, Alberto Núñez Feijoó. Y la cara de su colega, el narcotraficante Marcial Dorado. Hablo de las fotos que trajo "El País" con una hora de adelanto, el pasado domingo. Es cierto que ya ha dado explicaciones, pero también es cierto que no me han convencido. Marcial Dorado era un conocido traficante en aquella época (se cree que las fotos son del 95) lo sabía todo el mundo. Y mister Feijoó era el número dos de la consellería de sanidad, ojo, sanidad, ese departamento que vigila la salud de los ciudadanos. Era joven, dice, 34 añazos. Era ingenuo, dice, el hombre que destaca por todo lo contrario. No sabía que negocios llevaba, dice, mientras veo su foto en un yate. Por favor. Aquí ya piensan que todos somos tontos y no se equivocan demasiado.