miércoles, 27 de enero de 2010

Querido asesor de marketing

No sé a que coño se dedica ni de donde saca las ideas, pero la comparación entre ganaderos y familias numerosas es obra de un crack del marketing.
¿Insinúan que ser padre de más de dos hijos es igual de trabajoso que ser ganadero? ¿Creen que dar agua a los niños y las vacas es más de lo mismo? ¿Son los cerditos los hijos que nunca tuvo el ganadero? ¿ Es necesario un matadero para hijos, en caso de que sean un negocio? ¿ Para cuándo una campaña para viejos y carpinteros? ¿Cómo coño ha llegado alguien a esta asociación?

Que montón de preguntas le surgen a uno.

lunes, 25 de enero de 2010

Rutina y cambio

Por circunstancias de mi vida no puedo evitar los cambios (no demasiado frecuentes) de residencia o trabajo o ambas cosas. Me molesta.

Me molesta acostumbrarme a una cómoda rutina y volver a una antigua, para, a su vez, volver a cambiarla al cabo de un tiempo. No soy capaz de estabilizar mi vida.

Tampoco es que quiera, por que en el fondo siento un alivio interior cuando cambio, cuando las circunstancias me obligan a volver o a irme, a empezar o a terminar. Vivo a salto de mata y, a veces, me hace feliz.

¡Qué contradicción! Imagino que si fuera más constante tendría un buen trabajo fijo, cómodo, en el que pudiera regodearme en esas rutinas que tanto me gustan, pero, como ya he dicho, estar en la cuerda floja de la vida, en la ruleta de la fortuna, da un plus de intensidad a mi vida, un plus de intensidad que me obliga a dejar de ser el vago intermitente, el tonto a las tres, el mendrugo que soy.

Por eso disfruto con este blog, por que siempre está ahí, al otro lado de la pantalla y me permite volver a una casa (aunque sea virtual). Por que me reencuentro conmigo en una especie de auténtica autoayuda. Mi pequeño hogar cibernético que me transforma en el tipo que soy. Esté donde esté.

viernes, 15 de enero de 2010

Medrar

Competitividad, la palabra de estos tiempos. Nos venden este concepto como algo positivo, como un valor nuevo que mejorará nuestras vidas, como la panacea que hará que todo sea más barato y de mayor calidad.


Pues bien, es mentira. Lo que está consiguiendo la competitividad es mandar el mundo a hacer puñetas. Esto se refleja desde un punto de vista personal hasta una visión global. Yo, aunque hace tiempo que no trabajo en empresas al uso, conozco lo que se consigue compitiendo en puestos de trabajo. Mal rollo, no consecución de objetivos, pérdida de la autoestima y flaco favor a la empresa, que lo que necesita de nosotros es cooperación (un concepto en las antípodas de competitividad). Por que una empresa es un equipo que trabaja por salir adelante, o eso debería de ser. Pero no. Por poner una metáfora futbolística, sólo se mira bien al que mete gol.

¿Qué ha sido del portero, los defensas y el medio que ha dejado el balón en bandeja? Que no salen en la foto. Y no ascienden. Así de claro. Pero si no hay equipo no hay victoria.

Y el fútbol sigue siendo un buen ejemplo para escalas más grandes. Es un deporte competitivo en el que uno gana y otro pierde (existe el empate, aunque ahora no es el momento, la liga la gana sólo uno). Otro pierde. Competición, uno gana y OTRO PIERDE. No hay mucho más que decir, a la mitad (al menos) le va mal este sistema.

¿Quién lo defiende? El que gana, que habitualmente es el que tiene mayor presupuesto. Mayor presupuesto implica mejores medios técnicos (campos de entrenamiento, fisios, ojeadores, etc), mayor capacidad para influir en las decisiones de los árbitros y mejores jugadores. Así la mayoría de las ligas las ganan el Barça y el Madrid. Pero no todos somos de esos equipos de fútbol, ¿verdad?

O sea que perdemos muchos y ganan unos pocos. Competitividad. Fomentadla entre los niños, hacedla merecedora de vuestra tesis doctoral, caed ante los cascos de sus caballos.

La próxima vez que alguien del curro se vaya a la calle, preguntaos por que lo echan. A lo mejor no era un buen jugador de equipo, pero lo más probable es que no fuera competitivo.

jueves, 14 de enero de 2010

¿Cambia de manos?

¿Algo cambia de manos alguna vez? Viendo al señor Despido Libre parece que no. Él a lo suyo, ir perdiendo poco a poco sus empresas pero sin soltar el caramelo de la ceoe. Bueno, espero que se le atragante.
Lo peor es que hasta Rajoy se empieza a arrimar a las tesis de la pérdida de derechos para crear empleos (la explicación que dan es más cutre que los calcetines agujereados de los vagabundos). ¡Vamos, todos a una! Me extraña que el señor Rajoy, tan poco dado a decir algo sin andarse con rodeos, se atreva a ponerse en contra a toda la opinión pública. habrá alguno que diga que es un valiente. Sí, y Fraga nunca fue ministro franquista.

Es un clásico, piensan que todos somos idiotas. Por lo menos esta vez (una de las pocas) el gobierno se pone del lado de sus potenciales votantes y se niega en redondo a una reforma laboral que implique la pérdida de derechos (aunque sigan en su política de regalar empresas públicas por que estarán mejor en manos privadas, la competencia dicen que favorece el negocio, sí, el suyo).

Lo único que me alegra es que a Despido Libre lo vamos a ver, dentro de poco, sin ninguna responsabilidad. Por desgracia eso también significará nula responsabilidad penal.

lunes, 11 de enero de 2010

La mirada aviesa de un playmobil


Le he mirado a los ojos y me ha dado miedo. Y que conste que eran mis juguetes favoritos de niño. Tuve el safari, el castillo y un montón de playmobils, vaqueros, soldados, tractoristas, esquimales (con trineo y todo). Pero este cosaco tiene la mirada fría de los asesinos. Aparte, presume de ir armado hasta los dientes (lanza, sable y daga nada menos).

Los míos, de pequeño, tenian menos extras. Acababan calvos, con el vacío cráneo al aire sujetando armas de otros. Un vaquero con una espada guardando los muros del castillo junto a su amigo el esquimal y un par de perros. Una escena frecuente en mi vida infantil. La verdad es que fueron el mejor juguete que tuve. Creo que ahora tampoco les va mal y en este mundo lleno de consolas y ordenadores ellos siguen conservando su hueco. Me alegro.

lunes, 4 de enero de 2010

Nota informativa.

¡ODIO LOS VILLANCICOS! ¡Y A LOS AYUNTAMIENTOS QUE NOS CASTIGAN HACIENDO QUE LA ÚNICA FORMA DE NO ESCUCHARLOS SEA SIENDO SORDO!