La lluvia en verano me toca ...

Aquí donde me veis, soy un tipo poco playero. No digo que no me guste la playa, pero prefiero no tostarme como un inglés borracho en Lloret de mar. Una hora, a lo sumo dos, es lo que soy capaz de permanecer sin hacer nada en la arena de la playa. Por que vuelvo del agua, no hay sombrilla, no hay libro y lo único que queda es tumbarte idiotamente rebozado en crema y arena, ese momento croqueta. Sin embargo, al menos, me gustaría tener la oportunidad de ir, de ponerme un bañador (o lo que tenga a mano) y estarme media horita en el mar. Pero este verano la playa que he tenido ha sido en Cerdeña, por que aquí la cosa se ha puesto fea. Niebla, orballo, etc. No te puedes tomar ni una caña en una terraza.

Y no es que no haga falta, por que la primavera fue seca y soleada y los embalses, casi siempre llenos, están necesitando un poco del líquido elemento (nunca he entendido por que se le llama así al agua, se puede utilizar como sinónimo de cualquier líquido, vino, cocacola, café, calimocho...). Pero la gente se va de vacaciones y se encuentran con una fina cortina de agua mojando los arenales en los que estaban dispuestos a pasear. Se ponen tristes y ni siquiera pueden ir a unaterraza a ver a las chicas pasar.

Y abren los periódicos (único consuelo) y se encuentran con las noticias de que otro aguacero cae en las economías del mundo y que esa señora, Prima del Riesgo, está engordando y va a acabar engulléndonos a todos. Joder.

Por eso yo estos días lo único que hago es leer novela negra. El mundo de esos libros está lleno de mierda, pero por lo menos yo no soy la víctima.