No sabría decir cuando, ni porqué, ni siquiera donde. Imagino que me falla la memoria, que los sueños borraron hace tiempo todos los detalles de aquel momento. Pero recuerdo algo, una pequeña llama que ilumina la habitación oscura y la sensación de frío, de querer dormir para siempre un momento antes de sentir el silencio blanco.
Ya soy demasiado mayor para creer en supersticiones, aunque es muy posible que sea dentro de unos años cuando se manifiesten las manías y los rituales absurdos que acompañan a los viejos y a los niños. Sin embargo, cuando el otoño llega, con las nuevas mantas para la cama y con las hojas marrones que tiritan en los árboles del parque, vuelve la imagen de la pequeña llama en la habitación y de nuevo el frío recorre mis huesos, como si todos y cada uno de ellos se hubieran roto alguna vez y pudieran percibir la humedad helada que trae consigo la promesa del cambio de tiempo.
Y vuelvo a soñar con el verano, con un sol que derrita el hielo hasta dejarlo rodeado por agua.
A MI MEJOR AMIGA
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Estaré contigo hasta el final te buscaré en todas partes bajo la luz y las
sombras en los dibujos del aire Estaré contigo hasta el final te pediré de
rodil...
Hace 4 años
2 comentarios:
Muy sugestiva evocación, Soyun. A mí lo que me pone es el invierno (que, seguramente, aquí en Andalucía es similar a vuestro otoño).
No había pensado en que era esto, si un relato, un post sobre el otoño o cualquier otra etiqueta. Por eso creo que has acertado con lo de evocación, que me encanta. Por cierto, no te recomiendo nuestro otoño, bueno, quizás sí por las setas y las castañas.
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