lunes, 25 de enero de 2010

Rutina y cambio

Por circunstancias de mi vida no puedo evitar los cambios (no demasiado frecuentes) de residencia o trabajo o ambas cosas. Me molesta.

Me molesta acostumbrarme a una cómoda rutina y volver a una antigua, para, a su vez, volver a cambiarla al cabo de un tiempo. No soy capaz de estabilizar mi vida.

Tampoco es que quiera, por que en el fondo siento un alivio interior cuando cambio, cuando las circunstancias me obligan a volver o a irme, a empezar o a terminar. Vivo a salto de mata y, a veces, me hace feliz.

¡Qué contradicción! Imagino que si fuera más constante tendría un buen trabajo fijo, cómodo, en el que pudiera regodearme en esas rutinas que tanto me gustan, pero, como ya he dicho, estar en la cuerda floja de la vida, en la ruleta de la fortuna, da un plus de intensidad a mi vida, un plus de intensidad que me obliga a dejar de ser el vago intermitente, el tonto a las tres, el mendrugo que soy.

Por eso disfruto con este blog, por que siempre está ahí, al otro lado de la pantalla y me permite volver a una casa (aunque sea virtual). Por que me reencuentro conmigo en una especie de auténtica autoayuda. Mi pequeño hogar cibernético que me transforma en el tipo que soy. Esté donde esté.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Welcome back, so mendrugo, we missed you...

(¡Esconded las birras!)

Dr. Dioptrías

Picholiñas dijo...

Quiero que sepas, que aquí entre tus fans "heteros" o "homos", siempre tendrás tu casa.

No te olvides de volver, queremos leer uno de tus post pronto.