viernes, 16 de septiembre de 2011

El sentimiento de verguenza ajena, la sensación de que hay gente con la cara más dura que el cemento armado y la seguridad en que la hipocresía corre a sus anchas por el mundo se instalaron anoche en mí. ¿Por qué? Sencillo, Sarkozy y Cameron visitaban a los rebeldes libios, una vez que parece que ya han ganado la guerra.

Les ha faltado tiempo para ir a recoger los beneficios que han cosechado sus bombas y sus mercenarios. Pero ojo, no estoy defendiendo a Gadafi, nada más lejos de la realidad. Creo que era como se le pinta, un dictador estrambótico que aprovechaba los recursos del país en su propio beneficio. Y sus amigos no son tampoco santos de mi devoción, como todo el mundo que lea este blog sabe.

El problema es la falta de principios que atesoran la mayoría de los gobernantes de este mundo, incapaces de no caer en la tentación de hacer negocios con el diablo, poco dados a intervenir en conflictos en los que no se va a sacar un beneficio (en Siria también están matando gente en un brutal represión llevada a cabo por un sátrapa de parecido estilo a Gadafi), sin remordimientos después de bombardear zonas llenas de civiles.

Espero qe Libia se transforme en un pais democrático, de verdad. Pero tengo dudas de como se va a desarrollar un futuro hipotecado por las bombas occidentales, pagadas con petróleo y gas natural aún sin extraer.

3 comentarios:

jaramos.g dijo...

Lo has clavao, amigo Soyun. Creo que ya nunca podré estar de acuerdo contigo en más cantidad, porque hoy estoy al cien por cien. Bravo, maestro.

Soyunmendrugo dijo...

Es que esta gente no tiene sentido del pudor en los tiempos que estamos. Gracias por pasarte por aquí, siempre es un placer.

Rato Raro dijo...

Te acompaño en la vergüenza.

Un abrazo,

Rato Raro