miércoles, 16 de mayo de 2012

Me viene a la cabeza el Prestige

No es el aniversario, ni hay ningún motivo serio para que hoy hable del barco que lleno de color oscuro las costas gallegas. Bueno, la verdad es que un motivo hay, pero ya sabéis que me gusta darle algunas vueltas a las cosas.

 El 19 noviembre de 2002 el barco se partió en dos y se hundió. Pero llevaba desde el día 13 en problemas. Durante una semana el gobierno de Aznar (con Rajoy a la cabeza) y el de la xunta (del mismo color político) estuvieron mareando la perdiz, alejando el barco, llevándolo a Portugal (que no lo dejo entrar) para al final acabar como acabó. Durante ese tiempo no se tomaron medidas protectoras de la costa y al final fueron los marineros artesanales de la zona los que salieron con sus lanchas a pelear por su modo de vida, consiguiendo impedir la entrada de algo de fuel. No sirvió de mucho, la arena ya se había vuelto negra.

Ahora el capitán de este barco se llama Mariano, se enfrenta a una crisis (diferente pero crisis) y vuelve a no saber que hacer. Se queda callado o da explicaciones poco satisfactorias (quien no recuerda los hilillos de plastilina, ahora recordaremos "Haré lo que sea para sacar a España de ésta, incluso lo que he dicho que no iba a hacer"), improvisa en cada consejo de ministros (los viernes reforma) para que finalmente la deuda de este país supere los 500 puntos en el diferencial con la deuda alemana, algo que no había conseguido ni Zapatero. Los mercados son como las fuerza de las olas, imprevisibles.


La tripulación obedece a un capitán que tiene como gran virtud ser capaz de permanecer callado durante largo tiempo. El barco zozobra, la carga se desestabiliza y el capitán emite su orden, finalmente. Arríen el bote salvavidas y dejen esto al destino que le den las olas, los mercados.

2 comentarios:

jaramos.g dijo...

Sospecho que ni fue tan así la actuación del PP en aquellos fatídicos días ni cabe tanto paralelismo con lo de ahora, en un orden de cosas tan distinto. O sea, que na de na. Jaja.

Soyunmendrugo dijo...

Lo recordé y me parecio una metáfora correcta, más o menos. Me hace gracia imaginarme a Mariano con un traje de capitán y sus ministros con las gorras rojas de los grumetes. Me pueden las imégenes.