El día era luminoso y la brisa andaba con ganas de convertirse en ventolera, pero aún así la gente en la calle sonreía. Quizás era el fotoperiodo, o la vitamina d recién formada en el organismo por la presencia, al fin, de luz solar, yo que sé, el caso es que caminar por la calle y notar la calorcito en esa parte, ya despojada de cabello, de mi cabeza, me hacía apurar el paso y mostrar mis dientes en un amago de sonrisa que, tal vez, podría considerarse como tal. Había pisado una mierda de perro y pensé que me iba a dar suerte.
El cambio había sido brusco y repentino, de nada a todo, como si a un obrero de la construcción en paro le hubiera tocado la primitiva. Y que bien sentaba. Tomando una caña en una terraza y descubrir a la hora de pagar que te la habían metido doblada. Intentar hacer la declaración de la renta y descubrir la puñalada estatal en forma de ingreso bancario. El sol me da en la cara y nada me importa, pensaba.
Los días se alargaban bajo un sol de justicia y pronto echariamos de menos la lluvia que ahoga nuestros problemas.
PD.- Si el caso es quejarse...
A MI MEJOR AMIGA
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Estaré contigo hasta el final te buscaré en todas partes bajo la luz y las
sombras en los dibujos del aire Estaré contigo hasta el final te pediré de
rodil...
Hace 4 años
2 comentarios:
Lo peor para mí es el calor del verano, porque no le puedo echar la culpa a nadie de tan altas temperaturas. Ni al gobierno ni al PP, que es lo que se lleva ahora.
Eso será por que no quieres, que siempre hay alguien! Gracias por pasarte.
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