viernes, 8 de marzo de 2013

Elementos a desencriptar

La paciencia no caracteriza al protagonista de este relato, es un tipo con demasiado ímpetu, alguien que parece haber desayunado bebidas energéticas aliñadas con cocaína. Es un hombre ansioso, aunque bien parecido (como si esas dos particularidades no pudieran ir unidas, en fin...) de pelo largo castaño, habitualmente algo grasiento, ojos verdes y sonrisa trastocada, siempre a punto de ser borrada por esa boca de labios finos y apagados.

Ahora está mirando hacia algún sitio, no estoy muy seguro de adonde. Toma una coca cola zero en la mesa más cercana a la puerta y juguetea con un bolígrafo, que da piruetas entre sus dedos. Lo hace como quien se fuma un cigarrillo, sin darle demasiada importancia, ni siquiera cuando lo lanza al aire, con fuerza, como si fuera a tocar el techo. El bolígrafo cae y él ha desaparecido en el lapso de tiempo que ha transcurrido desde que el boli despegó hasta que ha aterrizado sobre la lata, que vuelve su posición de vertical a horizontal para derramar ese líquido sin azúcar (pero que dicen sabe igual al producto original) sobre la mesa.

Ha desaparecido, pero no parece que me extrañe, he visto pasar lo mismo un montón de veces, mirando de reojo tras la barra. Siempre paga la consumición en el momento en que se la sirvo. Pero esta vez me da la impresión de que va a pasar tiempo.

Con los años se me va borrando la imagen de su cara, de una forma parecida a como se desvanece el humo de un cigarrillo. Imagino que ahora no podría reconocerlo.

Un hombre entra en el bar. Tiene unos cincuenta y cinco años, el pelo ralo y canoso, los ojos verdes y la sonrisa amplia, remarcada por unos labios finos y apagados. Pide una menta poleo y se sienta en la mesa más cercana a la puerta, como si fuera un ritual que no se hubiera repetido en años. Saca una pluma estilográfica del bolsillo de su camisa blanca y la arroja hacia el techo. Sigo la trayectoria en el aire y recuerdo algo mientras va bajando. El protagonista de este relato siempre pagaba la consumición en el momento de servirla.

3 comentarios:

jaramos.g dijo...

Sí que es impaciente. Me gusta cómo describes la escena y compones el retrato del tipo ese. Lo que no pillo es el título. Salud(os).

Soyunmendrugo dijo...

Creo que ya he explicado por aqui (en algun comentario) que compongo los relatos alrededor del título, como si fuera una especie de guía para seguir a medida que voy escribiendo. Imagino que en este caso pretendía darle un toque misterioso. Gracias por pasarte.

jaramos.g dijo...

Sigo sin pillarlo. :(