lunes, 28 de mayo de 2012

Después de haberlo visto

Y el cocinero se despachó contra los banqueros mientras picaba una cebolla.
Y el mecánico se cagó en el último rescate.
Y el empleado de banca tiritó con un escalofrío al ver las cuentas corrientes.
Y la canguro les dijo a los niños que el lobo feroz tenía cara de persona.
Y la cajera de supermercado les comentó a los ancianos que el dinero no llegaba para la compra.

Y los 23.000 millones de euros cambiaron de manos. Unas habían sido nuestras.

3 comentarios:

jaramos.g dijo...

Muy bueno. Triste, desolador, pero bueno. Me gusta.

Soyunmendrugo dijo...

Gracias, lo lamentable es que sea tan triste.

jaramos.g dijo...

Soyun, dices las cosas con una pachorra... Las comprobaciones más duras no te inmutan. Feliz tú. Jeje.